Un relato circular, donde no hay principio ni fin. Donde todo está relacionado y todo nos puede sorprender. Justo, justo, como en el amor.

En la profundidad del mar azul, un pececito rosa lanza una pregunta: «¿Alguien quiere jugar?». Escondido en el hueco de una roca grita: «¡BUU!». Los peces, desprevenidos, afirman haber oído un grito espeluznante, y así se extiende el rumor de que una criatura gigantesca y con malvadas intenciones se esconde entre las algas para devorarles... El pulpo rojo, los peces globo morados, el banco de peces azules, la tortuga verde, la anguila amarilla..., todos huyen despavoridos en medio de un remolino de burbujas de colores. De pronto se hace el silencio. «¿Alguien quiere jugar?», insiste el pececito rosa. Pero ¿dónde han ido todos? Una trepidante historia, llena de humor y sorpresas, en un escenario hipnotizador: el fondo submarino. Las hermosas ilustraciones de Kate Read destacan por su extraordinaria plasticidad y la riqueza de matices de su universo de criaturas acuáticas. El texto ágil y dinámico consigue, con un mínimo de recursos, atraer la atención del lector y engancharlo a un relato de misterio que deleita a pequeño

En el gallinero de la granja se armó un gran revuelo cuando en el nido de la pata Paca apareció un huevo gigante que no era de ella. Una historia donde no solo se adoptan nuevos sentimientos, también un integrante en la familia de los patos Libro en Tinta-braille que incluyen códigos QR con audiolibros

Para estos cuatro amigos cada día es una aventura con cosas que descubrir, miedos que superar, amigos nuevos y espacios a conquistar. En ¡Ey, miren!, a través del juego, la autora nos transporta a la infancia, en su estado más puro, con la naturaleza como testigo y partícipe.

La magia es un asunto serio, pero todos los unicornios se pasean por aquí, hacen meriendas, y lo dejan todo perdido de purpurina. No son nada comparados con los prácticos y trabajadores duendes, quienes usan la magia para hacer el bien. Los unicornios no son de ayuda en nada

«Unai no comprende por qué todo el mundo está tan solo, con todas las cosas increíbles que hay por todas partes». Un niño. Una madre. ¡Mira, mamá! Una y otra vez: ¡Mira, mamá! Al final, mamá mira. Y todo cambia. Un álbum ilustrado en el que Rocío, como Unai a su madre, nos llama para decirnos que miremos -y celebremos- la vida.