Tres exploradores llegan a Camarjali para levantar los mapas del planeta y hallan una particularidad: luego de cavar treinta centímetros en la corteza, el pozo resultante sirve como una puerta que puede llevarlos a cualquier otro punto del planeta con solo saltar por él. Pero las precisas anotaciones y los métodos de ubicación de los exploradores al poco tiempo se revelan inútiles; el sitio se rige por sus propias leyes y es imposible orientarse para volver a la nave. Hará falta, entonces, entrar en contacto con los esquivos habitantes de Camarjali para conocer sus secretos y volver a casa

Maria se ve apartada de Barbuda y de Foguinno, con quienes ha vivido mucho tiempo. En la soledad de su nuevo cuarto, ella mira por la ventana y descubre el secreto de su infancia.