A los dos meses de casarse con el amor de su vida y a poco de cumplir cuarenta y seis años, Marina Borensztein recibió una noticia tan inesperada como dramática: tenía cáncer de mama. Luego de un momento inicial de desconcierto, Marina fue acusando el golpe. Mientras hacía lo que tenía que hacer para curar su cuerpo físico –cirugía, rayos, tratamiento hormonal–, empezó una intensa búsqueda espiritual. Con mayor o menor suerte, incursionó en disciplinas diversas que abarcaron desde el yoga y la meditación hasta el reiki, la acupuntura, la terapia con flores, la homeopatía, el psicoanálisis y la alimentación consciente. En ese proceso difícil y doloroso aplicó una suerte de método intuitivo de ensayo y error para guiarse en el camino hacia la recuperación. Así fue identificando qué o quién la ayudaba y, por el contrario, qué o quién le provocaba un mal mayor al que intentaba remediar. Y simultáneamente fue comprendiendo que ya no regresaría al punto de partida anterior a la enfermedad. Que el cáncer le había dado una enseñanza que iba más allá de la curación física y le mostraba el rumbo hacia una sanación de su persona en cuerpo, mente y espíritu. Planeta se complace en poner en circulación esta nueva edición del aclamado primer libro de la autora de los grandes éxitos editoriales Así me cuido yo y Paz, amor y jugo verde. Un testimonio honesto, valiente y conmovedor

Esta novela narra el tránsito a la madurez de una chica que creció en una comunidad judía ortodoxa hasta que una mañana de invierno, en el barrio porteño de Once, una bomba hizo estallar todas sus certezas. Desde el padre muerto en el atentado en adelante, los hombres en esta novela aparecen en segundo plano, como afantasmados. Las mujeres, en cambio, poseen la fuerza y la determinación de quienes tienen que salir adelante solas, con las limitaciones impuestas a su género por el medio en que se mueven. Pero la protagonista no está dispuesta a aceptar mandatos que, a medida que crece, se le vuelven cada vez más absurdos. Cree, como su madre, que la única manera de asegurarse de que algo se haga bien es hacerlo ella misma y esa es su única religión. Tamara Tenenbaum narra una historia personal que es también generacional, atravesada por una tensión latente que moldea todos los vínculos. Mediante un estilo seco, irónico, con ramalazos de humor negro, la autora describe el clima de su infancia y su adolescencia dentro de la ortodoxia, y su ruptura simbólica y real con ese origen en busca de horizontes menos asfixiantes. Esa búsqueda traerá la promesa de la libertad sexual y del amor, pero también el desconcierto, la inadecuación a un mundo que ya no viene diseñado de antemano.