No al fracaso escolar es una metáfora que convoca a los adultos a ubicarse en una posición decidida para operar respecto del tema acuciante que preocupa desde las aulas. Se trata de un No que, como se despliega en estas páginas, resalta la perentoriedad de construir acotamientos al fracaso escolar, es decir, de asumir una actitud activa que genere abordajes operativos y contextualizados para atenuar y disminuir la repitencia escolar y la deserción. El No propone, también, la construcción de una perspectiva que quite los rótulos y alivie a los chicos de etiquetas que solo favorecen, con su cristalización, la persistencia de las dificultades de aprendizaje y conducta. Clasificaciones que, desde la atribución de patologías, ayudan a potenciar la problemática y con frecuencia generan marginación en lugar de favorecer el acceso a la alfabetización. ¿Qué pasa con los chicos que no estudian, no aprenden y repiten varias veces el grado o abandonan la escuela? ¿Qué sucede con la insistencia de lo agresivo, con la concentración cada vez más lábil y con el divagar de los niños que se distraen en clase? ¿Cómo es que los alumnos nunca alcanzan a copiar del pizarrón? El libro tiene como destinatarios a docentes, a profesionales de la salud y también a los padres. El texto acepta el desafío de presentar estrategias para abordar el fracaso escolar en un lenguaje llano, desprovisto de cierres dados por discursos académicos. Dice la autora: "Se trata de brindar a los chicos con problemáticas de fracaso escolar vitalidad y disfrute más que una mirada puesta en lo psicopatológico. Ayudarlos a recuperar la niñez, el juego y el deseo de descubrir al mundo a partir de las palabras". El libro despliega el Método creado por Clara Jasiner para producir, con intervenciones ágiles y novedosas, una estrategia para despatologizar la infancia y revitalizar el importantísimo lugar del maestro en el aula