En la profundidad del mar azul, un pececito rosa lanza una pregunta: «¿Alguien quiere jugar?». Escondido en el hueco de una roca grita: «¡BUU!». Los peces, desprevenidos, afirman haber oído un grito espeluznante, y así se extiende el rumor de que una criatura gigantesca y con malvadas intenciones se esconde entre las algas para devorarles... El pulpo rojo, los peces globo morados, el banco de peces azules, la tortuga verde, la anguila amarilla..., todos huyen despavoridos en medio de un remolino de burbujas de colores. De pronto se hace el silencio. «¿Alguien quiere jugar?», insiste el pececito rosa. Pero ¿dónde han ido todos? Una trepidante historia, llena de humor y sorpresas, en un escenario hipnotizador: el fondo submarino. Las hermosas ilustraciones de Kate Read destacan por su extraordinaria plasticidad y la riqueza de matices de su universo de criaturas acuáticas. El texto ágil y dinámico consigue, con un mínimo de recursos, atraer la atención del lector y engancharlo a un relato de misterio que deleita a pequeño

Acompaña a la ardilla Nin y descubre cómo cambian el bosque y sus habitantes con el paso de las estaciones. ¿Eres capaz de encontrar las diferencias con las otras estaciones? Una colección de cuatro libros de cartón dirigida a niños a partir de dos años para que jueguen y descubran los cambios que comporta cada estación del año observando los detalles de las ilustraciones.

Germán se pone su abrigo de piel para ir a la casa de su tía Gertrudis. Por el camino, un oso que pasaba por ahí ve a Germán y piensa que es su primo Julián. El oso invita a Germán a su cueva ¡y los otros osos de la familia también piensan que Germán es su primo Julián! ¿Podrá Germán convencerlos de que él definitivamente no es su primo y que definitivamente tampoco es un oso? Este clásico ilustrado de Bernice Myer, publicado por primera vez en 1967, es un verdadero tesoro que hará reír a los más pequeños. Incluye sugerencias de preguntas para comentar el libro y recomendaciones de libros.

Una niña encuentra una piedra, la toca, la mira y empieza a hablarle. La piedra parece no escuchar, pero en un momento rompe el silencio. Como en un baile, pregunta tras pregunta, la niña y la piedra se acercan y se conocen. Pero, cuidado: conocer a alguien no es siempre es suficiente para ser su amiga.