RETRATOS
Dibujante impar, ilustrador con una imaginación desbordante, Pablo Bernasconi ha concebido un libro al mismo tiempo delicioso e insólito.
Es una colección de retratos de Picasso y Rocky Balboa, de Mike Tyson y George W. Bush, de Maradona y Clint Eastwood, entre muchos otros, y para cada uno de ellos encontró un recurso original, un giro inesperado y sorprendente.
Retratos es un libro de colección, que da nueva vida a más de cincuenta personajes, en donde la mirada de su autor –con franqueza, algo de arbitrariedad y mucho humor- nos propone un acercamiento distinto a estas celebridades. No son caricaturas, no son ilustraciones, no son fotografías, es una nueva forma de concebir el retrato, que exige del lector una mirada activa para recoger las pistas con las que cada imagen nos desafía.
CÁBALAS DEL FÚTBOL
El fútbol es demasiado importante para dejarlo exclusivamente en manos de la lógica, la razón o un zurdazo. Por supuesto, un Maradona, un Messi, un equipo lujoso y trabajado, requiere apenas de instantes para inclinar la cancha a su favor. Dos gambetas, un pase al vacío, un venturoso tiro libre con rosca y a cobrar. Pero no siempre sucede: por ejemplo, los contrarios también juegan. Y el árbitro… ya sabemos. Además, ¿por qué dejarlos solos? ¿Por qué cargar toda la responsabilidad sobre esos once gladiadores? Hay cómo ayudarlos. Al menos, hay modos en los que confiamos con una fe que no admite réplica.
Este inolvidable libro de Ricardo Gotta narra los alcances insólitos de esa confianza, desde ese Mundial hasta el presente. Trata de Cábalas del fútbol, del juego y sus circunstancias, de los avatares de esos 32 años de haber estado cerca de la meta, sin lograrla, que incluyen factores propios del juego, pero que contienen esos ritos, creencias, obsesiones que jugadores y técnicos practican con rigor espartano, con un objetivo primordial: convocar a la suerte de nuestro lado. Antes y durante un partido, en el micro o en el avión, en la casa, en la cancha o en el vestuario. Promesas a una Virgen (a una o a más de una), el encargo a un brujo, rutinas alimentarias, compañeros de asiento, la prenda que se usa, talco en el hombro y otras martingalas que aspiran al milagro y a conjurar las maldiciones. Un modo conmovedor de desafiar al azar y vencerlo. Y si no se puede, al menos neutralizarlo.
Todo sea por una Copa (o un triunfo).
EL MAESTRO IGNORANTE
En el año 1818, Joseph Jacotot, revolucionario exiliado y lector de literatura francesa en la universidad de Lovaina, comenzó a difundir el pánico en la Europa erudita. No conforme con haber enseñado francés a estudiantes flamencos sin impartirles ningún curso se puso a enseñar lo que ignoraba y a proclamar la consigna de la emancipación intelectual: todos los hombres tienen igual inteligencia. Se puede aprender solo, sin maestro explicador, y un padre de familia pobre e ignorante puede ser el instructor de su hijo. La instrucción es como la libertad: no se da, sino que se toma. Se arrebata a los monopolistas de la inteligencia sentados en el trono explicador. Basta con reconocerse y reconocer en cualquier otro hablante el mismo poder.
El maestro ignorante no es un libro de pedagogía divertida, sino de filosofía y, si se quiere, de política. La razón sólo se nutre de igualdad. Pero la ficción social sólo se nutre de rangos y de su infatigable explicación. A aquel que habla de emancipación e igualdad de inteligencias, ésta responde prometiendo el progreso y la reducción de las desigualdades: todavía faltan un poco más de explicaciones, comisiones, informes y reformas, y lo conseguiremos. La sociedad pedagogizada está delante de nosotros.
EL SEÑOR DE LAS MOSCAS
Una treintena de muchachos son los únicos supervivientes de un naufragio en el que perecen todos los adultos que consiguen llegar a una isla. Enseguida se plantea cómo sobrevivir en tales condiciones, y no tardan en crearse dos grupos con sus respectivos líderes. Ralph se convierte en el cabecilla de los que están dispuestos a recolectar y a construir refugios, mientras Jack se convierte en el jefe de los cazadores, animados por un espíritu aventurero. Las tensiones entre ambos bandos no tardan en aparecer.
Partiendo de este esquema, el Premio Nobel William Golding crea una fábula moral sobre el lado más oscuro de la naturaleza humana. Una novela deslumbrante en la que se ha visto desde una requisitoria moral contra la educación represiva hasta una parábola acerca de los instintos básicos del ser humano.
FINALES
Los mejores comienzos de los libros exigen una interrupción. Uno va leyendo, y cuando termina el primer párrafo, levanta la cabeza y piensa: ¿cómo puede ser esto tan perfecto? No importa cuántas novelas o cuentos se hayan leído, el asombro ante la perfección de un gran comienzo se renueva con el hallazgo de un pequeño milagro en cinco, seis o siete renglones. Los finales en cambio deparan otros placeres. Es el momento donde una historia se cierra o un misterio se devela. Y demasiadas veces es, además, una mezcla defelicidad y zozobra. Porque lo que sigue es una página en blanco, y el libro que queríamos terminar y no queríamos que terminara, ha terminado. Pero sobre todo es el instante donde un mundo de imaginación se completa, y donde sellamos un pacto con una historia y una escritura que sabemos nos acompañará para siempre.
En este libro, Pablo Bernasconi ha tomado los finales de 59 textos memorables y ha pasado a la imagen esa sensación de compañía eterna que generan las obras maestras. El asombro pauta estas páginas, ya no el de las palabras, sino el del trazo, el color, la forma. Se dirá que Bernasconi ilustra los finales. Pues si y no. Hace eso, inevitablemente, y también hace un homenaje al texto entero, a los autores y a ese placer tan íntimo y tan universal que es la lectura.
NI MUERTO HAS PERDIDO TU NOMBRE
Tantos años después, el enigma permanece. Federico Santoro, a los veintiún años, todavía espera las respuestas, las claves que lo ayuden a completar su historia. Una mujer Ana Botero, con un nombre demasiado adecuado para ser real, parece tener la clave. Ella conoce el destino de los padres de Federico, secuestrados y desaparecidos durante la dictadura. No sabe donde encontrarla; pero el azar, ese seudónimo del destino, la ubica por él.
Pero otro hombre, Varelita, también piensa en Ana Botero. Por muy distintas razones. No le basta haberla humillado y desgraciado en la época más negra de la Argentina, cuando trabajaba con Varela, su socio en la tortura y la extorsión. Cree que puede sacarle un poco más de provecho. Varelita guarda supuestas pruebas de vida de desaparecidos, y cada tanto echa mano de alguna para extorsionar a los parientes vivos. Tantos años después el ardid aun funciona. Quizá pueda hacerse unos pesos, ahora que pasa los días condenado al ostracismo y el anonimato.
Lejos de estos hechos, una pareja sobrevive en vilo con las mortajas secuestradas al horror. Son Varela y su mujer, y descubrirán tarde que el pasado no se agota mientras haya vida. Las cuentas pendientes se pagan o se cobran una vez más; nunca se desvanecen. Federico Santoro, Ana Botero, Varelita, tienen que cerrar sus historias; Varela y su mujer están en el lugar donde la historia de todos cobra sentido y debe saldarse. Que el desenlace sea violento es plausible: el origen de todo también lo fue.
Luis Gusmán confirma con esta obra que el espanto no es ajeno a la perfección narrativa. Ha escrito un libro conmovedor, de paradójica y duradera belleza: la que emerge de las huellas de la identidad perdida, la que se afirma cuando el enigma, o parte del enigma, se desvanece.