Pocas cosas debe de haber más divertidas que la rima compulsiva, que arrastra consigo el buen sentido y la compostura. En este libro encantador, Guillermo Saavedra retrata en verso a Grisel, Débora y Yamila, con sus panzas memorables (las «Pancitas argentinas»), al tremendo Miguelito, un ídolo del fulbito, a Iván el extraordinario, que come bisonte
SAAVEDRA, GUILLERMO
LOQUELEO