TOULOUSE-LAUTREC
Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901), descendiente de una antigua familia aristocrática, era un enano tullido. La riqueza de su familia le dio seguridad económica, y él eligió convertirse en artista. En París fue atraído por el ambiente del distrito rojo en torno a Montmartre. En los cafés, cabarets, salones de baile y burdeles observó "el teatro de la vida", mirando este mundo no desde la perspectiva moralista de la burguesía del siglo XIX, sino con los ojos de alguien para quien todas las inhibiciones habían desaparecido hacía tiempo.
Lautrec registró lo que vio sin la arrogancia de un ser socialmente superior, pero también sin la "falsa piedad, como un reportero con un ´pincel fotográfico´". Transfirió sus observaciones al papel y el lienzo con sensible comprensión y mirada aguda, creando la atmósfera real y vivaces estudios de personajes de un mundo donde la moral de la clase media no cuenta, en la que se mezclan la elegancia y la bajeza como lo hacen lo ingenuo y lo pecaminoso. Lautrec tenía el don de pintar la vida como es. Nadie ha captado el mundo del espectáculo de la Belle époque de un modo tan auténtico, tan magistral y tan atemporalmente veraz como Lautrec en sus pinturas, litografías y carteles.
Esta monografía busca examinar las estrechas relaciones entre la obra y la vida de Lautrec. De esta manera ofrece al lector una vívida impresión del arte de Lautrec, al mismo tiempo que proporciona interioridades de su vida privada y del esplendoroso París de la Belle époque