Hay chicos como Manu, muy inteligentes, muy buenos compañeros, mejores hermanos, pero que también pueden ser distraídos y hacer preguntas extrañas. Son aquellos que tienen vocación de paloma.
Es cierto que los monstruos se ven un poco raros y que su aspecto no es el mejor. Pero si se los trata sin temor a lo distinto, pueden convertirse en extraordinarios compañeros.