A Cereza le encanta subir a los árboles y ver el cielo de cerca, pero le da un miedo terrible zambullirse en el río. Hasta que un día, tiene que poner a prueba su coraje para proteger a su hermanita de un pecarí enorme y fiero.
Kiwi tiene muy mala puntería para el tiro al blanco, por eso, en vez de quedarse a jugar con sus amigos, se va a pescar. Hasta que un día tiene que poner a prueba su habilidad, para salvar a todo el pueblo.